Entre los cipreses y colinas de la Toscana, el amor se convirtió en una trampa mortal. Durante casi veinte años, parejas que buscaban intimidad en los alrededores de Florencia fueron atacadas con precisión quirúrgica, bajo la luz de una luna ausente. 

Los cuerpos aparecían mutilados, los casquillos siempre del mismo calibre, las escenas rodeadas de un silencio que parecía cómplice. La prensa bautizó al asesino como Il Mostro di Firenze, un fantasma que acechaba los parajes donde antes reinaba la pasión. 

Décadas después, el misterio sigue vivo: sospechosos muertos, pruebas perdidas, teorías que apuntan a sectas, policías o rituales ocultos. Porque en Florencia, la belleza y el horror comparten la misma sangre.